Comienza un nuevo reto en Eje Central. Comienzo a adaptarme a la cercanía de mi nuevo lugar de trabajo, en algunas ocasiones hasta voy a comer a mi solitario departamento e, inevitablemente, tendré que aprender algo de cocina (aunque los tacos de carnitas con chicharrón de aquí enfrente son estupendos). Las cinco estaciones del Metrobús que separan a mi morada del Eje me permiten caminar unas cuántas cuadras más y, también, pensar más, disfrutar mi ciudad, sentir mis pasos y tratar de acomodar tantas ideas que vuelan en mi cabeza. Además en el Eje me siento como en casa: conozco a casi todas las personas que aquí trabajan: desde Sonia, la secretaria, pasando por Alvarito, Gaby, Raymundo, Martha y la otra Gaby, aquella que estaba en Relaciones Industriales.
Desde el lunes dejé de pedirle tantos favores a mi amigo Jesús. Alguien me dijo que ciertas cosas tenía que enfrentarlas solo y creo que una, ésta que ocupa mi mente, la debo resolver sin ayuda de nadie. Si fuera la computadora que estoy usando en mi nueva trinchera podría decir sin miramientos que sí la prefiero compartir. Me rehusé muchas veces a postear esta canción pero es inevitable. No quisiera dar señales de ningún tipo, solamente digamos que la pongo porque me gusta, o porque aún no tengo mi laptop. No es la mejor versión pero sigue siendo muy buena.
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