Nunca pensé utilizar un bar como centro de operaciones. Es lo mejor que he hecho en mi vida: Una pinta de Guinnes, música ligera y lógicamente internet inalámbrico se unen para poder lograrlo.
Afuera, en la terraza se cuela la música de un antro que abre sus puertas a las dos de la tarde. Ahí, además de fumar, se pueden escuchar clásicas del rock pero me tuve que meter tras oir la mezcla de "I Don't want to miss a thing" y "Just like heaven". Renuncio al sol y al aire fresco y cuando entro el bar escucho esto que no me deja trabajar en paz.
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