mayo 14, 2009

Cuando casi mueres, renaces y yo muero (2° y última parte)

Luego de salir de ese trance cayó en un coma profundo... No pudo evitar ver unas fotos y ella estaba con aquél en un bar repleto de sillones dorados. Su mirada era distinta, en todas las imágenes se notaba un extraño fulgor en sus pupilas... Pero ese momento, ese espacio y ese lugar pertenecía a ese con nombre de artista renacentista. No podía entender cómo ella se encontraba con aquél tan solo unas horas después, con la misma ropa que le habían despojado en la tarde. Quizá con la misma tanga morada -que para ese momento ya no debería estar húmeda por los orgasmos- y con el olor de su "amante" impregnado por todo su cuerpo. Eso fue todo. Un vacío se abrió nuevamente para no encontrar reposo ni final. Nuevamente quiso decir adiós y dejó de verla por un mes, hasta que la vio otra vez luego de dejar en la cochera de su casa "El lado oscuro del corazón".

Inevitablemente planearon verse a final de mes, como ha ocurrido en los últimos meses, y entonces ocurrieron cosas excepcionales. La más importante es que terminaron desnudos y, por primera vez, ella no quiso contener ni un sólo gemido. Esta vez, con la lengua dentro de su vagina, dejó escapar un intenso orgasmo. Su cara siempre cambia, siempre es diferente. Sus labios se hinchan, el candor se agolpa en sus mejillas y las pupilas entonces se transforman en hojas, como de un libro, donde se lee todo lo que ella lleva adentro. Él le dijo que siempre será necesario desnudarla y hacerle el amor para que se de cuenta de lo que vive dentro de su cuerpo, en su corazón. Ese es el lenguaje que sólo él puede leer y entender.

Pero pareciera que ella rápidamente lo olvida. Aunque su cuerpo, su mente y su corazón digan lo contrario, ella cambia de chip de forma inmediata. Teme volar y entonces tira una ancla al piso para no viajar y despegarse lentamente de la cama. Asume el rol que le corresponde y sigue por la vida como si nada pasara...

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