junio 02, 2008

Aún recuerdo

Hace unos días soñé con tus piernas. Recuerdo tu pantalón a un costado de mi cama. Una tenue luz rojiza me guió por toda tu piel hasta llegar a la boca. Besos, lenguas, pezones, mordidas, orgasmos. Posturas incómodas y tus manos empujando la pared, como si estuvieran atadas y te impidieran tocarme, pero sí sentirme muy dentro de ti. Tu espalda arqueada y tus caderas encima de las mías. Aún tengo las hendiduras en la espalda por esas uñas.

Y también recuerdo con regocijo los gemidos ahogados con besos y tu atención al escucharme mientras mis dedos marcaban circunferencias en tus pezones. Recuerdo la cena de esa noche, las bebidas, el tabaco y la amenaza latente de lluvia. Cansancio, agotamiento y otras batallas para conquistar tu espalda, tu cuello y tu cadencioso movimiento.

Además recuerdo el primer movimiento. Implacable. Una navaja directa a la yugular, a tu cuello, y de ahí a tus senos, a tu sexo, a tu lengua. De los frenéticos besos. De la paciencia para penerarte, chuparte, lamerte, morderte. En tu vientre, en tus hombros, en tus pezones, entre tus piernas.

Y también recuerdo que partiste a las cinco de la mañana...

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