julio 20, 2011

Alex

Un viernes como todos los viernes tuve la genial idea de marcarle a su celular para vernos al anochecer o acordar una cita para vernos en los días siguientes. Luego de los acostumbrados saludos en forma de trabalenguas, quedamos que el miércoles de la siguiente semana nos veríamos para comer, quizá para repetir ese delicioso Sancocho que ya en otra ocasión la colombiana nos había preparado.

Pero ese miércoles y esa comida nunca llegaron.

...

Todos los días, sea de día, por la tarde, en la noche o de madrugada, inevitablemente recibo notificaciones/comunicados de cierta dependencia federal que me avisa de los logros en la lucha contra el narcotráfico, lavado de dinero y todos esos delitos que tienen que ver con la grave inseguridad que vive México desde hace unos años. También recibo cientos de notificaciones sobre los resultados en el ámbito cultural así como muchísimas invitaciones a presentaciones, conferencias de prensa o desayunos para justificar el presupuesto y conocer los próximos eventos que realizan las autoridades en dicha materia. En uno de tantos viernes, de regreso a casa borré sin leer todos esos correos. El fin de semana ya estaba encima y no tenía la menor intención de saber lo que ocurría en esos momentos. De hecho me puse a pensar si en ciertas oficinas de Comunicación Social la gente que ahí trabaja no tiene vida social, si no salen a bailar, a ponerse una infernal borrachera, a amarse o aunque sea a tener sexo.

...

La noche del domingo avanzó de forma prematura y eché de menos esas llamadas nocturnas cuando el fin de semana fallecía y una nueva semana comenzaba. Entre viejos recuerdos me quedé dormido y la mala costumbre de no apagar mi celular a un lado de mi cama mientras lo ponía a cargar interrumpió mi sueño con una notificación de Facebook. Una entrañable amiga me preguntaba, horrorizada, si ya me había enterado de lo que pasaba. Era un comunicado federal que presumía, de forma detestable, la detención de una persona en el aeropuerto internacional de la ciudad de México intentando viajar a Medellín (¿o era Calí?) con una cantidad considerable de dinero sin ser declarado ante las autoridades. Cuando leí el nombre y vi la foto me quedé pasmado, horrorizado. Esa imagen me lastimó y no podía creer lo que estaba leyendo/viendo. Era él. Era ese entrañable amigo con el que había hablado por teléfono unos días antes y con el que comería el miércoles siguiente.

...

Buscando más información me encontré, paradójicamente, con esto:

Inocentes... ¿Todo el año?


Viernes 28 de diciembre de 2007  

Soy, como la mayoría de mis compatriotas, una persona sin problemas económicos. La economía de mi país es la mejor de la región latinoamericana; este año creció en 3.9%. La pobreza se ha ido erradicando porque “el gobierno de la República cumple”. Somos un ejemplo a seguir en materia de seguridad; en las calles bajó el índice delictivo, ya no hay enfrentamientos. El tráfico de drogas va a la baja; dos de los tres cárteles fueron desmembrados el año pasado. En el campo se han fumigado casi todos los sembradíos de drogas. Puedo viajar cuando quiero y a la hora que quiero, para eso trabajo.

Estoy literalmente, como dicen algunos, en el limbo.

Después de usar un champú me creció cabello, una faja logró que mi panza consumiera más de 10 kilos. Como Lorena Herrera, no tendré celulitis gracias a las cremas Goicoechea, y con el Mforce mi pareja ha llegado a tanto que tuve que contratar a otras mujeres para no sentirlo desperdiciado.

No crean que digo mentiras, es sólo que todo me lo he creído como una inocente palomita, y ahí tienen la consecuencia. No crean que nací un 28 de diciembre, más bien me han ido formando con el paso de los días; soy algo así como un producto de los que escucho. Y en mi país, México, vaya que hay gente que tiene mucho que decir y que prometer.

Basado en la inocencia, éste sería el mexicano producto de las promesas y declaraciones, de las bromas que hacen pensar que todos los días festejamos el de los Santos Inocentes. En España y en Estados Unidos —donde las inocentadas no son en diciembre, sino el 1 de abril y se llaman april fools— por único día, las bromas se publican en los diarios. En México aparecen cotidianamente en radio y televisión, en boca de políticos, vendedores de productos o delincuentes.

Que la economía mexicana crecerá en 3.9%, que el champú Cre-C te hará ver unos centímetros de cabello, que la Procuraduría General de la República trabajará duro en el combate al narcotráfico o que una toalla femenina hará que desaparezca el olor del periodo menstrual. La situación llegó a tal grado en eso de las toallas, que la Procuraduría Federal del Consumidor obligó a Saba a insertar una leyenda en su publicidad : “La veracidad de la información contenida en este mensaje no ha sido comprobada por la Profeco”.

Lo malo es que no hay controles para todo. Así que en aquello de la creación de un millón de empleos, el presidente Felipe Calderón, para eximir sus culpas, sólo tendría que decir: “Inocentes electores que se dejaron engañar”.

Que la selección de Hugo Sánchez va a ganar la Copa América, jua, jua, jua. Que el salario mínimo subió, pero dos pesos, apenas para comprar un bolillo.

Tampoco fue necesario que fuera día de los Santos Inocentes para que Francisco Ramírez Acuña, secretario de Gobernación, saliera a decir que Tabasco se fue en limpio y sin muertos, a pesar de que por lo menos 300 personas reclaman desaparecidos.

El Día de los Santos Inocentes nada tiene que ver con una broma, sino con la matanza que ordenara el rey Herodes contra los niños que se encontraran en Belén (Judea) y así terminar con la vida del recién nacido Jesús. Con los años ese día se convirtió en la contención de lo que en la Edad Media se llamaban los “días de locura” —la semana de Navidad al Año Nuevo— y los concentró en el 28 de diciembre diciendo que ese día era preciso para hacer bromas.

No en México, donde las farsas políticas, financieras, tecnológicas, comerciales y criminales se llevan a cabo en cualquier momento con la intención de engañar a millones de ciudadanos. Pero parece ser que esto ha dejado de funcionar. De acuerdo con un sondeo realizado recientemente por EL UNIVERSAL, la inocencia quedó en el baúl de los recuerdos. En él participaron 577 personas, y casi 90% de ellas respondieron con un “no” cuando se les preguntó si creían en los productos “milagrosos”.

Si todas las mujeres pudieran verse como modelos, por qué sólo hay cinco o seis, reza un dicho acuñado en Estados Unidos.

En cada evento político se leen discursos con promesas que la gente sabe que sólo se quedarán ahí, en las palabras, porque son imposibles de cumplir.

Aunque la cara más cruel de estas inocentadas es la que muestra la delincuencia, que con toda impunidad y casi siempre con la colaboración de autoridades trata de timar a la gente generándole terror.

Todos los días, en promedio, 360 mexicanos reciben una llamada para pedirles dinero o tarjetas telefónicas a cambio de no dañar a un familiar.

Pese a que a casi todos nos ha pasado, y que muchos sabemos que se trata de una farsa, hay muchos que siguen creyendo el cuento y pierden el dinero y en algunos casos hasta la salud.

Sólo en un país como éste, en el que se mezcla corrupción endémica con inocentes de tiempo completo, se puede concebir la existencia de una oficina que trabaja las 24 horas con 12 empleados por turno para atender a quienes les han intentado sacar dinero con engaños. A esta oficina del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración del DF se comunicaron en sólo un mes más de 13 mil personas.

Y sólo creyendo que somos inocentes la Suprema Corte de Justicia nos puede vender que el góber precioso no violó las garantías de Lydia Cacho, cuando todos oímos hasta la saciedad su confesión telefónica.

Se puede jugar en los medios con bromas y decir que uno es una inocente palomita que se dejó engañar, pero sólo una vez.


...

Creo que ni siquiera guardé ese miserable correo donde anuncian la detención. Y tampoco diré o que ha pasado tras ese encarcelamiento. Tan solo quiero decir que lo extraño, que me duele mucho saber su condición y que espero que en poco tiempo lo pueda ver otra vez, tan sonriente, tan mujeriego, tan amigo. Espero que pronto le pueda besar la mejilla como siempre lo hacíamos cuando nos saludábamos. Espero también poder seguir aprendiendo tanto de esa persona que me ha dado mucho como amigo. Espero que pronto salga del infierno, no me importa si es inocente o es culpable. Es mi amigo y con eso me quedo.

Te extraño, Alex. Te extraño, Loco-Troco-Moroco-Tropo. Te extraño, Alejo. Te extraño, Suver. Y sí, ya lloraremos juntos cuando hayas salido de ahí. 


No hay comentarios.: