Poesía, imagen, video, amor, desamor, música, nuevas tecnologías, periodismo. Espacio de un ser humano que vive con esas premisas que mueven su vida; que deambula por el tiempo con los recuerdos de Octavio Paz, Bono, el 'Sup', Jesucristo. Siempre de la mano, y en el corazón, con una Campanita explosiva. Una Zyanbomba. Un amor. One.
marzo 29, 2011
marzo 28, 2011
Lo que cuesta Tokio
Por: Jorge Villalpando Castro/ enviado
Tokio, Japón. A finales de 2009, la Unidad de Inteligencia Económica (Economist Intelligence Unit), entregó su reporte anual con las proyecciones de las 50 ciudades más caras del mundo para 2010. El organismo ubicó a Tokio como la segunda urbe en todo el planeta con los precios más altos, solo por detrás de París. A continuación, una lista de precios de productos y servicios más comunes en la capital de Japón, recopilados durante la segunda quincena de marzo de 2011:
Tokio, Japón. A finales de 2009, la Unidad de Inteligencia Económica (Economist Intelligence Unit), entregó su reporte anual con las proyecciones de las 50 ciudades más caras del mundo para 2010. El organismo ubicó a Tokio como la segunda urbe en todo el planeta con los precios más altos, solo por detrás de París. A continuación, una lista de precios de productos y servicios más comunes en la capital de Japón, recopilados durante la segunda quincena de marzo de 2011:
Foto: Jorge Villalpando Castro
En Tokio las video llamadas son una realidad. Es común ver a las personas hablar frente a su móvil.
Mucha gente utiliza la bicicleta. Hay cientos de ellas afuera de las estaciones de tren y de metro. Realmente impresiona ver en toda la ciudad a mamás con sus hijos, personas de la tercera edad, niños y mujeres con falda y tacón moverse en dos ruedas. Existen muchos estacionamientos para bicicletas pero hay quien la deja en las calles y sin candado. Y no, no se las roban.
A pesar de que las marcas de motocicletas más famosas del mundo son japonesas, casi no se ven circulando estos vehículos.
Existen muchas máquinas expendedoras de cigarrillos. Una cajetilla de Marlboro cuesta ¥440, aproximadamente 5.5 dólares. Existen otras que venden café caliente y frío en lata por ¥150 (1.8 dólares). Una Coca Cola en botella de plástico cuesta ¥130 (1.6 USD).
La renta mensual de un departamento de 60 metros cuadrados cuesta aproximadamente mil dólares; uno más grande llega a los dos mil por mes.
No se ven muchos vehículos extranjeros. Hay mucha variedad de autos japoneses, por lo que los modelos de las marcas estadounidenses o europeas son escasos.
Prácticamente todas las calles están limpias. No hay basura y en ningún momento he visto trabajar al servicio de limpieza. Acaso una barredora por la madrugada. Tampoco vi a comerciantes ambulantes ni a perros callejeros.
Foto: Jorge Villalpando Castro
En la cultura japonesa es preferible la muerte que perder el honor. El índice de suicidios es muy alto.
La mayoría de los habitantes usan cubrebocas pero no por alguna emergencia sanitaria, sino por el frío.
Un helado "McFlury" de McDonalds cuesta ¥ 200 (2.5 dólares).
Muchas mujeres se visten muy elegantes. Impecables, se ven lindas. Pero la mayoría no sabe caminar con tacones.
Casi todas las tazas de baño de Japón están acondicionadas con un aparato que echa agua para limpiar. Es opcional su uso. Además, en la mayoría de baños públicos existen las clásicas letrinas japonesas.
Las mujeres en Japón no están acostumbradas a saludar/despedirse con beso en mejilla, menos a un hombre. Se avergüenzan si uno trata de hacerlo.
Los japoneses no acostumbran saludar o despedirse con ningún tipo de contacto físico. Usan la reverencia.
Los hombres no voltean a ver a las mujeres en las calles, mucho menos les lanzan piropos o las molestan en la calle o en el transporte público.
Es muy raro viajar en el metro. Aunque estén llenos los vagones, nadie habla. Hay mucho silencio. No hay bullicio.
En muchos restaurantes antes de entrar ordenas y pagas en una máquina. A un lado hay una cámara para que veas qué tan lleno está.
La moda en las mujeres (a pesar del frío) es andar en short o faldas cortas con medias a medio muslo. Ah, y bien entaconadas.
Existen varias sucursales bancarias atendidas únicamente por máquinas. No hay personas ni para ofrecer información.
Afuera de todos los comercios hay un lugar para dejar sombrillas (si es que está lloviendo). No se puede entrar con ellos al establecimiento. Ahí lo dejas y NADIE se roba nada
En el Starbucks el internet no es gratis. Debes tener una cuenta en las compañías japonesas que ofrecen Wi-Fi y en ellas te 'logueas'.
Una comida (que consiste en una sopa, un plato grande de arroz con carne y agua natural) cuesta ¥480 (6 dólares).
Los aparatos tecnológicos, desde mi punto de vista (conocidos como gadgets) están caros. Creo que en Estados Unidos se pueden conseguir más baratos.
En algunas avenidas está prohibido fumar. También afuera de estaciones de tren/metro. Si lo haces, te multan hasta con ¥2 mil (25 dólares).
Un café americano grande del Starbucks cuesta ¥380 (4.75 dólares).
Un boleto del metro cuesta ¥190, algo así como 2.5 dólares. Si transbordas a otra línea, hay que pagar otros ¥190 o más, depende el recorrido.
Una mujer me platicó que en #Tokio hay muchos cuervos. Son muy inteligentes pero si los agredes te atacan y no te dejan de seguir.
Foto: Jorge Villalpando Castro
Tokio es tan fría y tan cálida
La gente es introvertida y en las calles no muestra ninguna expresión. Son callados, respetuosos, ensimismados. Me trasladé en varias ocasiones por tren y metro con integrantes de la Brigada Internacional de Rescate Azteca Tlatelolco y en muchas ocasiones los japoneses se detenían para agradecerles por estar en su país para ayudar en el rescate de personas tras la tragedia del terremoto y tsunami que azotaron a la isla el pasado 11 de marzo. Ahí demostraban su calidez y sencillez.
Tokio es casi perfecta. Aquí no hay tanto tráfico, nunca escuché que algún conductor sonara el claxon; el transporte público es muy funcional, las calles están diseñadas para los peatones, para los ciclistas y para las personas con algún tipo de discapacidad. La infraestructura está contemplada para soportar terremotos de gran intensidad, como el que se registró el pasado 11 de marzo. Existen muchas opciones lúdicas y es una ciudad sorprendentemente limpia. La gente es muy respetuosa con sus semejantes, con las autoridades, con el medio ambiente, con los servicios públicos y con el mundo en el que viven.
Tokio es casi perfecta. Aquí no hay tanto tráfico, nunca escuché que algún conductor sonara el claxon; el transporte público es muy funcional, las calles están diseñadas para los peatones, para los ciclistas y para las personas con algún tipo de discapacidad. La infraestructura está contemplada para soportar terremotos de gran intensidad, como el que se registró el pasado 11 de marzo. Existen muchas opciones lúdicas y es una ciudad sorprendentemente limpia. La gente es muy respetuosa con sus semejantes, con las autoridades, con el medio ambiente, con los servicios públicos y con el mundo en el que viven.
marzo 21, 2011
Japón 2
Tuve que crear un blog para lo que he publicado desde Japón. Aquí se los dejo. Saludos.
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marzo 18, 2011
Un éxodo japonés que nunca ocurrió
La crisis en la planta de energía nuclear de Fukushima parece que comienza a controlarse. Desde camiones-tanque hasta helicópteros militares han sido utilizados para disminuir la temperatura en los reactores de la central atómica. Los responsables de Tokyo Electric Power, compañía que controla la central, han dado cifras que señalan el descenso de radiación hasta los 279.4 microsieverts por hora, lo que equivale a un poco más de la mitad en una prueba médica de rayos-X.
La japonesa Kanae Omura intenta mantener la calma. Es antropóloga y vive en la ciudad de Ichinoseki, que se encuentra al noreste de Tokio y a unos 180 kilómetros de la planta de energía nuclear de Fukushima. Ella, como cientos de japoneses, hacen inmensas filas en centros comerciales y en gasolineras para proveerse de alimentos, agua, productos enlatados y combustible. Le pregunto que si esto significa que en los próximos días vendrá un éxodo masivo y suelta una descarada carcajada. Me siento apenado por el cuestionamiento y ella se disculpa, me explica que simple y sencillamente se preparan para proveerse y tener todo lo necesario en casa. Sí, existen grandes filas afuera de las gasolineras -incluso la gente se queda a dormir dentro de sus vehículos por la noche, a muy bajas temperaturas- para obtener unos galones de combustible en caso de una emergencia, pero no para abandonar Japón. Ellos le llaman prevención.
Los supermercados están vacíos -continúa relatando Kanae-, por el gran desabasto de productos de primera necesidad, productos básicos. El combustible es escaso y éste no llega a los camiones y tractocamiones que llevan los perecederos a las provincias. Además, el gobierno nipón impuso un plan de ahorro de energía eléctrica y dofisican el combustible.
Confianza en el gobierno
Kanae está tranquila. Los guantes y su bufanda son del mismo color, con flores en las esquinas. Usa unas botas que rebasan sus rodillas. estamos a dos grados centígrados. Ya anhela que llegue el calor de la primavera y que este frío un tanto atípico desaparezca. Ella dice confiar en lo que dicen las autoridades y asume que no ocultan información ante una situación tan delicada. No muestra tener miedo o pánico. Le pregunto que si la gente de a pie está tan tranquila como ella y me comenta que todos intentan regresar a sus actividades cotidianas, como si no pasara nada. Dice que no tiene caso preocuparse de más pero no deja de tener cautela y sobre todo está muy pendiente, como lo está el mundo entero, de lo que ocurra en Fukushima, sea para bien o para mal.
Por lo pronto, Kanae se levanta de la silla, se despide y se dirige hacia un local donde los maniquíes muestran, entre otras cosas, trajes de baño.
La japonesa Kanae Omura intenta mantener la calma. Es antropóloga y vive en la ciudad de Ichinoseki, que se encuentra al noreste de Tokio y a unos 180 kilómetros de la planta de energía nuclear de Fukushima. Ella, como cientos de japoneses, hacen inmensas filas en centros comerciales y en gasolineras para proveerse de alimentos, agua, productos enlatados y combustible. Le pregunto que si esto significa que en los próximos días vendrá un éxodo masivo y suelta una descarada carcajada. Me siento apenado por el cuestionamiento y ella se disculpa, me explica que simple y sencillamente se preparan para proveerse y tener todo lo necesario en casa. Sí, existen grandes filas afuera de las gasolineras -incluso la gente se queda a dormir dentro de sus vehículos por la noche, a muy bajas temperaturas- para obtener unos galones de combustible en caso de una emergencia, pero no para abandonar Japón. Ellos le llaman prevención.
Los supermercados están vacíos -continúa relatando Kanae-, por el gran desabasto de productos de primera necesidad, productos básicos. El combustible es escaso y éste no llega a los camiones y tractocamiones que llevan los perecederos a las provincias. Además, el gobierno nipón impuso un plan de ahorro de energía eléctrica y dofisican el combustible.
Confianza en el gobierno
Kanae está tranquila. Los guantes y su bufanda son del mismo color, con flores en las esquinas. Usa unas botas que rebasan sus rodillas. estamos a dos grados centígrados. Ya anhela que llegue el calor de la primavera y que este frío un tanto atípico desaparezca. Ella dice confiar en lo que dicen las autoridades y asume que no ocultan información ante una situación tan delicada. No muestra tener miedo o pánico. Le pregunto que si la gente de a pie está tan tranquila como ella y me comenta que todos intentan regresar a sus actividades cotidianas, como si no pasara nada. Dice que no tiene caso preocuparse de más pero no deja de tener cautela y sobre todo está muy pendiente, como lo está el mundo entero, de lo que ocurra en Fukushima, sea para bien o para mal.
Por lo pronto, Kanae se levanta de la silla, se despide y se dirige hacia un local donde los maniquíes muestran, entre otras cosas, trajes de baño.
marzo 14, 2011
Japón
He estado desaparecido de mi blog un buen tiempo (quizá intencionalmente) pero cuando pensaba sentarme a escribir se vino un viaje campanezco a Chicago y tocando tierra de regreso al DF me encuentro con esta sorpresita que adjunto en fotografía. Intentaré escribir desde allá.
Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry®
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marzo 02, 2011
Ya lo sé
Sé que has parado el reloj en noches de hastío,
congujando tu cuerpo tan sediento del mío,
sé que azulados tus huesos vas temblando de frío,
sé que mueres cada noche, ya lo sé...
Se que me extrañas, corazón, sí, se que me extrañas
que te muerdes los labios, que susurras en tu alma,
que el puñal pasajero de tus miradas falsas
se ahogan de coraje, cuando amanezco en tu alba
cuando ya no me tocas en plena madrugada.
Sé que los días han pasado lentamente,
que lloras como niño cuando abrazar la almohada
recuerdas mi regazo, mi cuerpo dando fuego
para cobijar el dolor en tus entrañas...
Ya lo sé, mi corazón, sé que me extrañas,
como extrañas mi silencio,
como extrañas mi mirada,
como extrañas mis sonrisas forzadas y falsas,
y sé que extrañas dormir desnuda boca abajo,
sobre mi espalda, desnuda.
Igual, sé que me extrañas...
(Este texto pertenece, en su mayoría a Daniel Espinosa. Yo solamente le agregué unas cuántas líneas y palabras)
congujando tu cuerpo tan sediento del mío,
sé que azulados tus huesos vas temblando de frío,
sé que mueres cada noche, ya lo sé...
Se que me extrañas, corazón, sí, se que me extrañas
que te muerdes los labios, que susurras en tu alma,
que el puñal pasajero de tus miradas falsas
se ahogan de coraje, cuando amanezco en tu alba
cuando ya no me tocas en plena madrugada.
Sé que los días han pasado lentamente,
que lloras como niño cuando abrazar la almohada
recuerdas mi regazo, mi cuerpo dando fuego
para cobijar el dolor en tus entrañas...
Ya lo sé, mi corazón, sé que me extrañas,
como extrañas mi silencio,
como extrañas mi mirada,
como extrañas mis sonrisas forzadas y falsas,
y sé que extrañas dormir desnuda boca abajo,
sobre mi espalda, desnuda.
Igual, sé que me extrañas...
(Este texto pertenece, en su mayoría a Daniel Espinosa. Yo solamente le agregué unas cuántas líneas y palabras)
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