Poesía, imagen, video, amor, desamor, música, nuevas tecnologías, periodismo. Espacio de un ser humano que vive con esas premisas que mueven su vida; que deambula por el tiempo con los recuerdos de Octavio Paz, Bono, el 'Sup', Jesucristo. Siempre de la mano, y en el corazón, con una Campanita explosiva. Una Zyanbomba. Un amor. One.
octubre 15, 2008
One-Love
Jamaica le pegó a México en el futbol 1-0.
En el tenis el puntaje es 15-0, 30-0, etc. En inglés el cero se usa con la palabra "love". No tengo idea por qué lo utilizan así, pero la gente en Kingston me hacía burla y después del partido en el Estadio Nacional escuché a muchos desconocidos que me decían "One love"...
Inevitablemente recordaba a Bob Marley y en vez de tararear esa canción, a mi mente llegaban los acordes de "Waiting in vain". Incluso cuando edité el último de los siete videos que produje desde allá, esa canción no me abandonó en ningún momento. Por eso la puse de fondo como para despedirme de Jamaica, un país pobre, con los volantes en los vehículos del lado derecho, con personas que hablan espantosamente el inglés y te daban cambio de dólares americanos a jamaicanos abusando en el tipo de cambio, con el perenne olor a marihuana en todas partes, incluidas el estadio, con el recuerdo de una detención policiaca, un paseo por las zonas más miserables de la isla, con amenazas de nativos de que me fuera de ese lugar y dejara de grabar...
Y regresé con una radiografía de cómo viven los habitantes ahí. No olvidaré a las mujeres de toscas facciones, rostros de decepción, miradas tristes y perdidas, caderas inmensas y traseros monumentales; pero sobre todo vi ojos que no veían nada, sin ilusiones, frustración, sueños desmoronados... pero con el calor en la sangre, en las venas, con las cadencias reggaeras en sus contoneos, en sus movimientos, en sus bailes eróticos, en sus cuerpos, en sus espectaculares nalgas, en sus delineadas cinturas, en sus robustas piernas, en su color, su humor, su naturalidad erótica, cachonda, intensa, en su necesidad de prostituirse en el antro de moda (no cobran menos de 100 dólares la noche), en el indiscriminado uso de minishorts y el inevitable acercamiento de sexos cada vez que bailaban, en la cordialidad, en su forma de reírse, de carcajearse, de ser simples y dar la mejor cara a pesar de sus inmensas carencias.
Y también tuve la oportunidad de ser testigo de un performance sado-masoquista-pacheco-transexual en un bar-club con mujeres semidesnudas, homosexuales, raperos y reggaeros. La forma de diversión más bizarra de Jamaica, isla con mucha humedad, y sobre todo, con el permanente recuerdo de Bob Marley por toda la ciudad. Por supuesto no iba a dejar de ir a su casa museo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario